Allan Sekula
2006 | 180 minutos, color, sonido | Inglés, español y gallego, con subtítulos en castellano | Dirección, cámara y narración: Allan Sekula | Montaje: Elizabeth Hesik
Lottery of the Sea toma su título de Adam Smith, quien comparaba la vida del marinero con las apuestas en su célebre The Wealth of Nations (1776). De ese modo, Smith introdujo la noción de riesgo por medio de una alegoría de los peligros del mar, sobre todo para quienes realizaban la tarea más dura, aunque también, en menor medida, para quienes invertían en navíos y mercancías.
El film inquiere: “¿existe una relación entre el más pavoroso y temible concepto en economía, el «riesgo», y la categoría de lo sublime en estética?” Sabemos que el mar es una fuente primordial de sublimidad, especialmente en el siglo xviii.
Este film es un insólito diario que abarca desde el verano presuntamente inocente de 2001 hasta la actual “guerra contra el terror”, a través de un serpenteante viaje ensayístico de puerto en puerto, de ribera en ribera, de costa en costa.
¿Qué significa ser una nación marítima? ¿Gobernar las olas? ¿Cosechar el mar?
Un submarino estadounidense colisiona con un pesquero japonés en prácticas.
¿Qué sugiere este hecho acerca de la división del trabajo en el Pacífico? ¿Cómo recordamos al antiguo emperador? ¿Cómo recodamos a un general montado sobre su caballo? ¿Cómo recordamos a un biólogo marino mirando a través de su microscopio?
Panamá decide si aumentar la anchura de su canal, sobre el cual ahora ejerce un moderado grado de soberanía.
¿Cómo es que un submarinista sería el más preparado para cuestionar este enorme barrido de la cuenca de la selva?
Galicia recibe un regalo indeseado de fuel, lo que produce subsiguientes e importantes cuestiones sobre la monomanía de unos gobiernos incapaces de concebir el peligro más que en una única dimensión. ¿Qué podemos aprender de la capacidad de la gente para autoorganizarse frente al desastre y la indiferencia del gobierno? ¿Qué tienen que decir los pescadores de Bueu, embadurnados de fuel?
Barcelona vuelve de nuevo a su frente marítimo, creando una esfera pseudopública y consiguiendo una revalorización inmobiliaria hacia el norte, aún mayor eficiencia logística marítima hacia el sur. ¿Qué tienen que decir sobre la democracia los invisibles trabajadores portuarios de la ciudad desde su puesto autodefinido como “gueto”?
Y, en medio de todo ello, visitamos ventiscas y manifestaciones en Nueva York, mastodontes prehistóricos a la deriva en Los Ángeles, percusionistas militantes y desconcertados obreros de la construcción en Lisboa, millonarios o imitadores de millonarios (¿quién puede estar seguro de distinguirlos?) en Amsterdam y perros callejeros en Atenas, todo con la idea de considerar detalladamente una imagen del mar, el mercado y la democracia.
Allan Sekula,
noviembre de 2004